Confitería del Molino

Opulencia, caída y resurgimiento de un ícono de la Ciudad

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Confitería del Molino

Inaugurada en 1917 siguiendo los planos del arquitecto inmigrante Francisco Gianotti, reúne la nostalgia de la belle époque con la novedad de un material como el hormigón armado, en una época donde mayormente se construía con ladrillo y losas de bovedilla catalana. La Confitería del Molino, ubicada frente al edificio del Congreso Nacional, es un sitio que cobijó gran parte de la historia de nuestro país.

La historia de la confitería se remonta a finales del 1800, cuando los pasteleros Constantino Rossi y Cayetano Brenna crearon la Confitería del Molino, en homenaje al Lorea, primer molino harinero de la ciudad de Buenos Aires. En 1904 compraron el predio de Rivadavia y Callao, y años más tarde, para homenajear al centenario de la Independencia nacional, convocaron al arquitecto italiano Francesco Terenzio Gianotti para aplicarle el inconfundible estilo que quedó al descubierto. Gianotti, luego de recibirse en Italia se formó en Bélgica, donde nació ese estilo arquitectónico. Llegó muy joven, con 28 años, a Buenos Aires. Cuando Brenna lo contrató ya estaba haciendo la Galería Güemes, que en ese momento era el edificio más alto de la ciudad. Tardó muy poco en terminar, algo más de un año. La idea era revolucionaria: un edificio Art Nouveau pero con una base de hierro, similar a las construcciones de Chicago del 1900.

La confitería del Molino construyó la identidad y fue parte de la historia de miles de familias argentinas, artistas, profesionales y políticos en el Siglo XX. Por algo, la elegante instalación era conocida también como la “tercera cámara”; ahí continuaban debatiéndose y gestándose las leyes, luego de que los legisladores salieran del Congreso. Ilustres personajes pasaron por sus mesas: José Félix Uriburu, Marcelo Torcuato de Alvear, el príncipe Humberto II de Italia, Eduardo de Windsor -el Príncipe de Gales-, Alfredo Palacios, los tenores Tito Schipa y Beniamino Gigli, las sopranos Lily Pons y María Barrientos. También poetas y escritores como Leopoldo Lugones, Amado Nervo, José Ingenieros, Oliverio Girondo, Roberto Arlt y Ramón Gómez de la Serna; la propia Eva Duarte, Niní Marshall, Libertad Lamarque hasta Carlos Gardel.

La opulencia y años de gloria de la confitería se prolongaron hasta el 24 de enero de 1997, cuando la Confitería del Molino cerró definitivamente sus puertas. En las siguientes dos décadas, sufrió saqueos y un deterioro que casi deja al edificio en la ruina definitiva. En esos años, empezaron a llover las denuncias de los vecinos por el estado del inmueble.

El edificio estuvo abandonado más de 27 años. Su deterioro progresivo fue ensombreciendo la tradicional esquina de 6.900 m2, y recién se tomó una acción concreta en el año 2014, cuando se expropió mediante la Ley 27.009, y se lo transfirió al Congreso de la Nación. La Comisión Administradora del Edificio del Molino, que fue creada por dicha ley, tomó posesión en julio del 2018 y allí comenzaron las tareas de restauración a través del Plan de Restauración Integral del Edificio del Molino (RIEM). En los trabajos de restauración, fueron rescatados 15.000 objetos arqueológicos y se realizó un recableado de 4500 metros de líneas de iluminación. También se intervinieron 1070 metros cuadrados de superficies pintadas.
En poco más de un año de trabajo, entre 2019 y 2020, se recuperaron decenas de paños de vitrales (el total de ventanas con aires de la belle époque llega a 1.200 metros cuadrados), se restauraron 254 metros de fachada, 150 metros de estucos y los salones principales lograron salir de las ruinas. 

La intervención de las fachadas incluyó la reposición de piezas faltantes y un proceso denominado nebulización para la limpieza del símil piedra. En la fachada de planta baja se trabajó en las vidrieras, los ornatos de bronce, las cortinas de enrollar y el revestimiento pétreo. También se ejecutó el refuerzo estructural del balcón más importante del quinto piso, ubicado sobre la avenida Callao. Por otro lado, los restauradores propios de la Comisión Administradora Edificio del Molino, hicieron limpieza de bronces y columnas de estuco (símil mármol) de la confitería. Y parte del equipo se dedicó a la limpieza, remasillado y réplica de algunos faltantes de los paños del vitral de la guarda perimetral de la confitería. También se pusieron en valor los departamentos del edificio (los dos últimos pisos se alquilaban como viviendas de lujo), la restauración de carpinterías de madera y las molduras en yeso.

El 8 de Julio de 2022, la Confitería del Molino reabrió sus puertas, para la alegría y admiración de todos los ciudadanos. A partir de entonces, se comenzaron a realizar visitas periódicas al edificio, para que (en palabras de la Comisión organizadora), "la comunidad pueda ver el avance de un lugar histórico de Buenos Aires que, con el esfuerzo de trabajadoras y trabajadores del Congreso Nacional, pronto volverá a ser ese punto de encuentro para quienes quieran disfrutar de un café y de su emblemática pastelería".


Confitería del Molino | Rivadavia 1815, CABA 

Más información en su web oficial