Pizzería Güerrín
La pizzería más antigua de la Ciudad
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En la Plaza Dorrego, gran atractivo turístico de la Ciudad, se agrupan numerosos puestos de venta de antigüedades que le dan un aire de mercado de pulgas sofisticado. Ubicada en pleno barrio de San Telmo, muchos de los caserones del siglo XIX que se encuentran a su alrededor han sido reciclados y transformados en cafés, negocios de antigüedades (especialmente en la calle Defensa) o restaurantes de categoría. Además, suele ser uno de los lugares con más artistas callejeros de la Ciudad. La plaza es considerada Lugar Histórico, ya que allí se anunció en 1816 al pueblo de Buenos Aires la Independencia que se había declarado meses antes en la ciudad de Tucumán.
En 1970, el arquitecto José María Peña, entonces director del Museo de la Ciudad, pensó una feria que pudiera revitalizar San Telmo. Convenció a treinta vecinos para que vendieran “cosas viejas” que tenían en sus casas y un año después la feria era un éxito, con más de 200 puestos de anticuarios. Años más tarde, el distrito de la calle Defensa es uno de los centros de anticuarios más prestigiosos de América.
La feria, también conocida como Feria de San Telmo, se ha extendido a las calles vecinas, tomando Humberto Primo, Defensa hasta Parque Lezama y parte del Pasaje Giuffra. Los puestos ubicados sobre la plaza son mayoritariamente de anticuarios, mientras que los que se encuentran en la calle Defensa venden artesanías y objetos “raros”.
Es una de las pocas plazas porteñas totalmente pavimentada. En tiempos de la colonia, la zona era conocida como "Alto de las carretas" porque los carros tirados por bueyes o caballos la usaban como parada antes de cruzar un arroyo para llegar al centro de Buenos Aires. Alrededor de la plaza, muchos caserones del siglo XIX fueron reciclados y transformados en cafés, negocios de antigüedades (especialmente en la calle Defensa) o restaurantes de categoría. Los bares de la zona ponen mesas en la plaza y es uno de los lugares con más artistas callejeros de la ciudad.
En los diferentes locales de la feria encontramos puertas, antigüedades, lámparas viejas, relojes sin uso, radios, televisores blanco y negro, cámaras de fotos, banderas, sifones de soda, mates, espejos, juguetes viejos que alegraron a varias generaciones, discos de pasta, tocadiscos, radios y fonolas viejas, algún acordeón, cristalería y platería de principios del 1900, alfombras, mantillas y viejos vestidos de novia. Todo vale.
Los retratos de Gardel y Evita asoman en casi todos los puestos. Las letras de tango o viejas fotos de principios del siglo veinte ganan todas las miradas. Incluso los platos, cuchillos y tenedores de época, de la abuela o del tatarabuelo. A diferencia de lo que hoy ocurre en el mundo, aquí cuanto más viejo, vale más. Si durante los días de semana los adoquines se ensucian, durante los fines de semana los turistas les sacan brillo e impregnan en ellos su voz, su paso por la feria. Dialectos de todo el mundo se cruzan, se escuchan y se destacan todos en un castellano simple y recién aprendido, como neutro: “¿Cuánto vale?” se les escucha decir una y otra vez. El mate circula a un ritmo alocado, frenético. Lo preparan los puesteros para que lo prueben los turistas, quienes al principio creen que se trata de una infusión espirituosa. A eso se le suman el olor a café, a chocolate, a pastelitos y a dulces caseros o a los panes rellenos con queso, jamón y verduras, que son los atractivos culinarios del lugar, sobre todo cuando comienza a bajar el sol.
Feria de San Telmo | Humberto I y Defensa, Plaza Dorrego (CABA)
Abierta Domingos de 11 a 17 h