Café Tortoni

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Café Tortoni

El Tortoni es el arquetipo del café porteño. Andar su salón, descubrir su arquitectura, husmear sus paredes y apreciar el decorado respetuoso del pasado permite asomarnos a su historia junto a la de la Ciudad. Inaugurado en 1858, el siglo XX lo hizo inmortal, especialmente su primera mitad. En 1926 funcionó en su sótano la Agrupación de Gente de Artes y Letras liderada por Benito Quinquela Martín, espacio cedido porque “los artistas gastan poco pero le dan lustre y fama al café”.

No sólo es el más antiguo de los cafés porteños, también ha sido elegido como el más Notable entre los Bares Notables por su aporte al patrimonio histórico, su valor arquitectónico -mesas de madera de roble con mármol verde, sillones y sillas de roble y cuero, lujosos techos de vitraux, amplia barra con una vieja caja registradora y al fondo mesas de billar y salón de juego-, y por haber sido punto de encuentro permanente para recordadas personalidades del arte y la cultura. En los 60’ fue cuna de revistas emblemáticas como El escarabajo de Oro, El grillo de papel y El ornitorrinco, decisivas en la dinámica literaria e intelectual argentina de la época. Allí también cantó Gardel en homenaje a Luiggi Pirandello, que acababa de dar una conferencia en La Bodega.

El Tortoni, sin duda integra el ADN de Buenos Aires, baste para ello evocar la poesía de Fernandez Moreno (…) sentado bajo el toldo tirante y empapado de este viejo Tortoni, o escuchar a Susana Rinaldi cantar los versos de Héctor Negro con música de Eladia Blazquez honrando (…) la historia que vive en tu muda pared. Con sólo cerrar los ojos y respirar su aroma uno puede encontrar a Borges, Fangio, Leguisamo, Alfonsina Storni, Lisandro de la Torre o Einstein, por nombrar algunos de sus parroquianos famosos y vivir con ellos una Ciudad repleta de recuerdos.